La encuesta realizada por ADEA a 235 directivos de Aragón refleja que son menos pesimistas sobre el futuro de la economía, a pesar de la incertidumbre por la guerra de Ucrania, la alta inflación o los costes de la energía.
La economía en el segundo semestre de 2022 ha resistido, lo que ha llevado a que los directivos aragoneses sean menos pesimistas en cuanto a su evolución, si bien es la cautela la nota predominante, según se desprende de los resultados del Indicador de Opinión de ADEA correspondiente a segundo semestre del año pasado.
La principal preocupación en este momento «es la inflación subyacente, porque si la inflación se contiene, la política monetaria se relajará y se abaratará el crédito a las empresas, si bien nadie espera que volvamos a los atípicos niveles de tipos ‘cero’ o incluso negativos de los últimos años», afirma el presidente de ADEA, Fernando Rodrigo.
Precisamente, en relación a la financiación, el presidente de ADEA, ha añadido que los directivos aragoneses opinan que «el endurecimiento de las condiciones crediticias puede haber tocado techo, ya que el tope a los precios del gas y el benigno invierno que hemos registrado hasta hace dos semanas ha contribuido a reducir los precios de la energía, y ello se ha trasladado de forma inmediata a la inflación, que ha terminado el año en el 5,7% frente al 10,8% de julio de 2022″.
«Aunque ahora estamos notando los efectos retardados en la inflación subyacente», ha continuado Rodrigo, «si los agentes sociales actúan responsablemente evitaremos los efectos de una segunda ronda de inflación, y hacia mitad de 2023 deberíamos retornar a niveles razonables de inflación, lo que reducirá la presión de los Bancos Centrales sobre los tipos de interés».
Sobre el empleo, ha incidido en que «no se prevén ajustes importantes sobre la mano de obra» ya que, «a diferencia de las crisis que hemos padecido en las últimas décadas, en esta ocasión el ajuste no está recayendo sobre el empleo, lo que a su vez permite mantener vivo el consumo».
En este sentido, Rodrigo ha explicado que «aunque el ritmo de creación de empleo se ha ralentizado en el último trimestre, el año 2022 ha acabado con la creación de 278.000 empleos según la EPA y de 471.000 empleos según el INEM, alcanzándose cifras de 20,4 millones de ocupados».
En cuanto a las ventas en el mercado interior, el presidente de los directivos aragoneses ha afirmado que «experimentarán una ligera mejoría pese a los malos augurios de mitad de 2022 (como se reflejaba en el indicador de opinión correspondiente al primer semestre de 2022). La economía ha resistido mejor de lo esperado y el crecimiento del PIB ha alcanzado el 5,5% según el INE, batiendo todas las previsiones, incluso las del Gobierno».
Rodrigo ha recalcado que «aunque el consenso de las estimaciones para 2023 apunta a un recorte significativo del crecimiento hasta el 1,1%, a día de hoy la recesión está descartada, por lo que, pese a la incertidumbre reinante, las empresas no anticipan una contracción de la actividad económica en nuestro país».
El presidente de ADEA ha detallado que se espera una mejora en las exportaciones, «no solo España, sino el conjunto de los países europeos ven alejarse el fantasma de la recesión». Por otro lado, «los problemas con las cadenas de suministro se van solucionando y los precios de los fletes marítimos han bajado significativamente. USA está controlando la inflación con una política monetaria muy restrictiva y por ello el crecimiento de 2023 será muy bajo, pero tampoco se espera recesión», añade.
También Rodrigo ha hecho referencia a la política de relajación de las medidas anti-covid en China que «son una buena noticia para la reanudación de la actividad en ese país, con gran influencia en la economía internacional». En cuanto a las importaciones, ha señalado que «no cabe esperar cambios significativos, algo lógico porque el dólar se mantiene fuerte. La apreciación que experimentó el dólar durante 2022 -debido entre otras causas a la fuerte subida de tipos de interés de la FED-, encarece la importación de energía y de todos los productos derivados, aunque también hace más competitivas nuestras exportaciones».
Economía de Aragón
En cuanto a la economía aragonesa, el presidente de ADEA ha explicado que puede mejorar ligeramente, «algo coherente con las previsiones de los expertos que sitúan el crecimiento del PIB de este año en torno al 1%, algo por debajo de la media española, lo que se explica por el mayor peso del sector industrial y el menor peso del sector turismo en Aragón».
Desde el punto de vista más estructural, ha finalizado Rodrigo, «preocupa mucho la persistencia del déficit y la evolución de la deuda. La deuda pública ha escalado hasta 1,5 billones de euros -116% del PIB-, siendo España el cuarto país europeo con mayor nivel de deuda».
En esta línea, ha incido en que «fiar el ajuste de la deuda al crecimiento del PIB es una apuesta muy arriesgada, especialmente cuando 2023 será un año -en el mejor de los casos- de crecimiento modesto».