‘Hasta el cielo: la serie’, la última producción española lanzada por Netflix, nos mete de lleno en los planes de un grupo de ladrones. Una banda que opera a nivel internacional -la serie viaja a localizaciones como Francia, Portugal o Nigeria- para dar golpes de lo más espectacular. Aunque, a diferencia de los planes de ‘La casa de papel’ o su spin-off ‘Berlín’, los de esta nueva ficción procuran ser más verosímiles; tanto, que están inspirados casi todos ellos en atracos que han sucedido de verdad. «Cuando planteamos la serie, lo primero que tuve que hacer fue coger los periódicos y ver qué habían hecho los personajes reales en ese tiempo. Si repasas historias criminales y de atracos, descubrirás muchas cosas que hay en la serie», nos cuenta su cocreador, Jorge Guerricaechevarría.
«Prácticamente todos los golpes que hemos hecho están basados en golpes reales, algunos que salieron bien y otros que se quedaron en un intento y nosotros les hemos dado una nueva vida recreando lo que habrían sido», explica el guionista de la serie, «Los aluniceros empiezan empotrándose contra el cristal de una tienda, pero van aprendiendo el oficio y haciendo golpes cada vez más sofisticados y grandes, variando mucho los métodos que, a veces, son muy ingeniosos. Queríamos no perder ese punto de autenticidad y de la calle». Así, su inspiración se mantuvo, aunque a veces cambiasen la resolución: un plan que saliese mal en la vida real podría ser un éxito en la pantalla. Y así fue el caso que nos ocupa.
Inspirándose en el robo del castillo de Fontainebleau
Al final del tercer episodio de ‘Hasta el cielo: la serie’, los atracadores viajan a París y en el cuarto planean un robo en un palacio a petición de la mafia china, que se desarrollará a lo largo de la temporada. Esta trama está basada en una noticia real, que sucedió a finales de 2019. Como se plantea en la ficción, el objetivo de la mafia era sustraer una serie de piezas artísticas orientales que, tras las guerras coloniales, habían terminado expuestas en un edificio histórico francés. En concreto, en el Museo Chino de la emperatriz Eugenia, situado en el castillo de Fontainebleau. Y para ello contrataron a un ladrón español.
Para la mafia china se trataba de «recuperar» lo que era de su país para llevárselo de vuelta. «Lo vimos y dijimos: esto lo tenemos que hacer nosotros. Era una idea tan loca, tan arriesgada y tan audiovisual que la ves y piensas que es como sacada de una película. Pues nosotros le dimos la vuelta y pensamos: es como para hacerla en una serie», dice Guerricaechevarría. Y eso hicieron; adaptaron la idea del robo a las necesidades de la serie, dirigida por Daniel Calparsoro.
¿Qué pasó con el robo real de Fontainebleau?
El español contratado por la mafia china fue el famoso alunicero Juan María G.P., conocido por el mote de El Niño Juan, quien planeó el robo junto a otros cuatro españoles, que formaban originaria del barrio madrileño de Villaverde, y un ciudadano chino. El grupo se trasladó hasta Nemours, a pocos kilómetros del castillo, y montó su centro de operaciones en un hotel. Según la policía, hacían este trabajo no solo por una importante suma de dinero, sino también por la reputación que suponía realizar un robo de semejante calibre.
El cuerpo policial español tuvo conocimiento de que se preparaba un golpe de este tipo en territorio francés y se puso en contacto con la policía gala para colaborar. Identificaron a los posibles cacos y les hicieron seguimiento: por ejemplo, vieron cómo compraron material en una ferretería para el robo o ropa oscura en una tienda de deporte. También se comprobó que tanto el material como el hotel estaba pagado por el detenido chino con una tarjeta de crédito de su país. Además, tenían en su poder dos coches robados con matrícula de Francia para usar la noche del robo.
Y, como sucede en la serie, antes de realizar el robo los ladrones visitaron cual turistas el palacio de Fointanebleau para conocerlo bien, saber dónde estaban las piezas que querían sustraer y aprenderse cómo era la seguridad del palacio para tenerlo todo bien atado. Desafortunadamente para ellos, la policía les detuvo la misma noche en la que tenían previsto realizar su atraco.