Después de la rápida crisis bancaria que se ha producido en Estados Unidos y en Europa en las últimas semanas, el Banco Central Europeo (BCE) no quiere sorpresas y ha puesto el dedo en una parte del mercado donde cree que existe peligro: los fondos de inversión inmobiliarios. Para el banco central, el crecimiento del tamaño de estos vehículos ha llegado a un punto en el que pueden terminar contagiando a la economía real y a la estabilidad financiera mundial si sufren problemas, y estos, además, están asomando la cabeza.
Para el BCE , «las perspectivas en los mercados inmobiliarios están deteriorándose», ya que hay «claras señales de vulnerabilidad, como el deterioro de la liquidez y las correcciones de los precios debido a la incertidumbre sobre las perspectivas macro y el endurecimiento de las condiciones financieras».
El mejor ejemplo es el fondo Blackstone Real Estate Income Trust, un titán de la industria en Estados Unidos que, a finales del año pasado, limitó los reembolsos de sus partícipes ante la oleada de salidas de dinero. Que estos fondos tengan ya el 40% del mercado inmobiliario comercial en Europa es preocupante para el BCE, ya que «la inestabilidad en estos fondos puede tener implicaciones sistémicas en los mercados europeos, que a su vez pueden afectar al sistema financiero y a la economía real», indica.
Los fondos han triplicado su tamaño desde 2012, alcanzando el billón de euros en el valor de sus activos en Europa en 2022, y no hay que olvidar que se trata de fondos que invierten en activos poco líquidos, en los que las valoraciones tardan tiempo en actualizarse, algo que hace, según el BCE, que «sea más probable que suspendan los reembolsos, ya que es más difícil para ellos valorar y vender sus activos ilíquidos en momentos de estrés, lo que aumenta el riesgo de huida de los inversores», avisan.
El BCE propone algunas medidas que pueden ayudar a mitigar el peligro: «Límites de apalancamiento, procesos de reembolsos más rápidos y requerimientos de cada país más exigentes que los estándares para los fondos alternativos», destaca el regulador.
Esto, sin embargo, hará que «la regulación para estos fondos sea diferente según cada jurisdicción», lo que genera la necesidad de que «estas regulaciones sean consistentes a través de la eurozona», señalan.