Deberamos asomarnos a un Clsico copero con todos los alicientes, con la justa ventaja del Barcelona en el partido de ida, con la certeza de que esta temporada, y hasta la fecha, el equipo de Xavi le tiene tomada la medida al de Ancelotti, pero no hay sensacin de estar ante un partido nico, grande. No hay comida de directivas, ni mosaico previsto en las gradas, ni recibimiento excepcional a l
os jugadores del Bara porque cada uno llegar en su coche al Camp Nou. La sombra del caso
Negreira
es alargada y empieza a difuminar hasta lo ms sagrado.
Sera frvolo restarle importancia a la posibilidad de ganar un doblete para el equipo azulgrana, como sera para el equipo de Ancelotti darle la vuelta a la eliminatoria y asomarse a la fase decisiva de la Champions con un golpe en la mesa, pero el chapapote Negreira contamina todo.
Resulta sintomtico que
Joan Laporta
y
Florentino Prez
no se vuelvan a sentar en la misma mesa. Una cosa es que los analistas atisbemos que el Bara no vaya a ser admitido para jugar la prxima Champions League -vamos a escuchar mucho la palabra inadmisin en las prximas semanas- y otra bien distinta que el presidente de la UEFA afirme sin tapujos que lo de Negreira es «lo ms grave» que ha visto en el mundo del ftbol.
Laporta parece cada vez ms acorralado, sin dar explicaciones porque no puede o porque no las tiene. El presidente que cuadruplic los emolumentos a la empresa de del ex vicepresidente del CTA se debate entre la espada de una sancin histrica que le impedira jugar competicin europea y la pared de apoyar una Superliga, contra la UEFA, de la mano del club que se ha personado en la causa contra el club azulgrana. No es un cruce de caminos, sino un laberinto sin escapatoria posible.
No hace falta ser muy avezado para entender la trascendencia de un castigo as, con el consiguiente agujero econmico en los ingresos, en la amortizacin de las palancas, en los lmites salariales y, lo que es an ms delicado, en el hasto de los jugadores, que se quedaran un ao sin el escaparate de la mejor competicin, habiendo hecho sobrados mritos sobre el csped. Imposible escapar indemne de semejante escndalo, que alcanza a todo el ftbol espaol. El famoso entorno cul ya se mueve para identificar al mejor sucesor presidencial capaz de navegar sobre estas aguas turbulentas.
Mala seal cuando el prximo duelo entre
Araujo
y
Vini
empieza a ser paisaje, cuando importan poco los sustitutos de los lesionados
De Jong
,
Christensen
o
Pedri
, cuando es intrascendente si
Modric
y
Kroos
vuelven a jugar juntos o cuando la dicotoma goleadora entre Lewandowski y Benzema no copa el cartel de este Clsico venido a menos. Todo anda tan intoxicado que es ms fcil imaginar en la prxima portada a
Martnez Munuera
o a
Gonzlez Gonzlez
que a cualquiera de las estrellas.
Cuando en los pasillos del congreso de UEFA en Lisboa se habla sin tapujos de la inadmisin del Bara en Europa, la Copa ya no mola tanto. Si nos estn quitando la ilusin, es que la pelota s se poda manchar.