Poca gente se resiste al encanto de un gato. Incluso las personas alérgicas a los mininos, prefieren atiborrarse de antihistamínicos antes que dejar de acariciar el suave pelaje de un gato o de no poder disfrutar de una máquina terapéutica de ronroneos.
Incluso hay culturas, como la egipcia o la turca, en la que los gatos son sagrados. En Turquía, sin ir más lejos, la pasión por los gatos se puede ver en cada calle. Hay gatos por todas partes y todo el mundo los respeta. Esto viene de lejos, ya que se dice que los gatos fueron clasificados como sagrados por el profeta Mahoma, que tenía una gata favorita, Muezza.
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Es por eso que no es de extrañar que la siguiente historia haya ocurrido en pleno Estambul. Una usuaria de TikTok ha compartido un vídeo en el que se puede ver la sección de pantalones vaqueros de una tienda de Mango. Sin embargo, lo que más llama la atención no es la ropa, sino que, sobre una pila de pantalones, hay una gatita de color naranja durmiendo tranquilamente.
Lo mejor es el gatito bebé
Si nos fijamos mejor, vemos que, justo debajo de esa estantería, la gatita tiene un cuenco de agua y otro de comida. Y, si nos fijamos todavía aún más, vislumbramos que, entre sus patitas, hay un cachorrito de gato. El vídeo llega a su culmen de dulzura cuando la gata abraza al gatito con sus patitas de atrás, para protegerlo y que no se caiga. El vídeo acumula más de un millón de “me gusta”, y no es para menos. Los usuarios de la red social están enamorados de la escena.
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Esto, para un turista es completamente impensable. ¿Cómo van a dejar que un gato duerma entre las prendas nuevas de ropa? ¿Y qué pasa con las personas alérgicas? ¿Y con los pelos de gato? Es prácticamente impensable. Pero, conociendo el contexto, la cosa cambia. Para los turcos los gatitos son sagrados y los protegen por encima de todo. Incluso se dice que, si haces daño a un gato, irás directamente al infierno.
Los turcos quieren tanto a los gatos que es habitual ver por la calle construcciones especialmente pensadas para alimentar y guarecer a los mininos. Sabiendo esto, ya no parece tan locura que hayan dejado que una gata viva con su cría en una tienda de Mango. Y es que, seguramente, la gata ha decidido vivir allí dentro y nadie tiene potestad para decir lo contrario, o serán castigados por Dios, o por el gobierno local, ya que existe una ley que pena cualquier maltrato o desatención de los animales, sean callejeros o no. Esta ley incluye a cualquier animal, como perros o aves.
Poca gente se resiste al encanto de un gato. Incluso las personas alérgicas a los mininos, prefieren atiborrarse de antihistamínicos antes que dejar de acariciar el suave pelaje de un gato o de no poder disfrutar de una máquina terapéutica de ronroneos.